La sustitución en trabajos con agentes cancerígenos, mutágenos o reprotóxicos es una medida prioritaria y obligatoria, siempre que sea técnicamente posible, incluso aunque sea la alternativa más costosa.
Aunque la sustitución , en ocasiones, constituye la medida más difícil de aplicar, sobre todo cuando un proceso productivo ya está implantado, presenta importantes ventajas, tanto para la salud de las personas trabajadoras, como otros beneficios entre los que se puede destacar:
• Innovación y eficiencia
Al explorar alternativas más seguras, se pueden examinar y evaluar los procesos, así como el diseño de los productos. Esto supone un impulso a la innovación, dado que se pueden llegar a identificar procesos donde la sustancia a sustituir sea prescindible. Asimismo, reexaminar los productos y los procesos puede traducirse también en una mayor eficiencia, reduciendo incluso el uso de recursos o la generación de residuos durante el ciclo de vida.
• Competitividad
La sustitución de las sustancias químicas peligrosas puede aportar ventajas competitivas en el mercado puesto que los clientes podrán apreciar unos productos eficaces que también sean seguros para las personas trabajadoras y los consumidores, y cuyo impacto sobre el medio ambiente sea menos negativo.
• Reducción de costes
La sustitución contribuye también a reducir los costes relativos a la implementación de las medidas de control en el lugar de trabajo y a lo largo de la cadena de suministro, los equipos de protección , así como la gestión de los riesgos asociados a su uso y eliminación de residuos.
• Mejora en reputación corporativa
La sustitución de sustancias peligrosas puede constituir una acción clara de responsabilidad social corporativa (RSC) con gran impacto positivo en la reputación empresarial, mejorando en gran medida la percepción que tienen sus diferentes grupos de interés.