En función del tipo de trabajo, de las condiciones del lugar de trabajo y también de las características individuales, podemos tener una sensación de disconfort térmico a partir de temperaturas inferiores a 15 °C.
Además, la sensación de frío no se encuentra solamente ligada a la temperatura medida, ya que puede llegar a acentuarse debido a factores como el viento (velocidad del aire) y la humedad. De todas formas, se debe considerar que para temperaturas inferiores a 5 °C y, especialmente, todas las exposiciones con temperaturas negativas, el riesgo es inmediato.
Cabe señalar que en el Real Decreto 486/1997 se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo. En concreto, en su Anexo III “Condiciones ambientales de los lugares de trabajo” figuran los requisitos en cuanto a ambiente térmico que deben cumplirse en los locales de trabajo cerrados y que son los siguientes:
a) La temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de oficinas o similares estará comprendida entre 17 y 27 ºC.
La temperatura de los locales donde se realicen trabajos ligeros estará comprendida entre 14 y 25 ºC.
b) La humedad relativa estará comprendida entre el 30 y el 70 por 100, excepto en los locales donde existan riesgos por electricidad estática en los que el límite inferior será el 50 por 100.
c) Los trabajadores no deberán estar expuestos de forma frecuente o continuada a corrientes de aire cuya velocidad exceda los siguientes límites:
1.º Trabajos en ambientes no calurosos: 0,25 m/s.
2.º Trabajos sedentarios en ambientes calurosos: 0,5 m/s.
3.º Trabajos no sedentarios en ambientes calurosos: 0,75 m/s.
Como efectos de las bajas temperaturas sobre la seguridad y la salud de las personas trabajadoras tenemos:
- Hipotermia: disminución de la temperatura corporal. En particular, la disminución de la temperatura cerebral produce confusión, descoordinación, aletargamiento y, en casos extremos, la muerte.
- Respiratorios: la inhalación de aire muy frío enfría las mucosas del tracto respiratorio superior y puede, con el tiempo, causar irritación, reacciones micro-inflamatorias y bronco-espasmo.
- Cardiovasculares: incremento de la presión sanguínea (puntual o crónica) como consecuencia de la vasoconstricción periférica. El frío puede agravar los síntomas otras enfermedades cardiovasculares como el síndrome de Raynaud. También se pueden producir un incremento en la incidencia de trastornos musculo-esqueléticos. En particular, las personas con angina de pecho a menudo sienten molestias y dolor con la exposición al frío.
La reducción del riesgo evaluado se puede conseguir seleccionando y aplicando las medidas preventivas que mayor incidencia tengan sobre las variables que el proceso de evaluación haya revelado como las más importantes. En general, se pueden agrupar en:
Acciones y medidas sobre las condiciones ambientales:
- Utilizando sistemas de calefacción del local o de zonas del local.
- Instalando dispositivos de calor radiante, localizados en los puestos de trabajo más expuestos.
- Aislando las superficies metálicas. Apantallando las superficies frías para evitar el contacto con las mismas.
- Disminuyendo la velocidad del aire en el entorno del trabajador.
- Disminuyendo la humedad relativa para evitar la formación de escarcha.
Acciones y medidas sobre las variables individuales (actividad física, indumentaria):
- Incrementando la producción interna de calor debido al trabajo muscular. Esta medida debe ajustarse a los requerimientos del trabajo y a las capacidades del individuo.
- Evitando realizar únicamente tareas de vigilancia, combinando esta tarea con otras que supongan mayor actividad física.
- Establecimiento de pausas en zonas habilitadas. Son preferibles las pausas largas y menos frecuentes que las cortas y más frecuentes.
- Utilizando ropa de protección seleccionada teniendo en cuenta el aislamiento térmico que proporcionan, la protección frente a la humedad, la permeabilidad al aire y vapor de agua, y considerando los requisitos ergonómicos (movilidad, destreza, campo de visión, etc.).
Otras acciones y medidas preventivas:
- Ingesta de bebidas calientes para recuperar las pérdidas de energía calorífica. Así como, limitar el consumo de café por su efecto diurético y modificador de la circulación sanguínea, el objeto es minimizar la pérdida de agua y evitar la vasodilatación.