La exposición a bajas temperaturas cuando se realizan trabajos al aire libre (construcción, agricultura, limpieza viaria,…) o en lugares de trabajo determinados (cámaras frigoríficas, almacenes fríos,…) puede provocar riesgos de tipo térmico que afectan a la seguridad y la salud de las personas trabajadoras.
Esta exposición al frío puede producir desde incomodidad, que llegue a afectar a la ejecución física y manual de las tareas, a congelaciones en los dedos de las manos y los pies, mejillas, nariz y orejas, aunque la más grave consecuencia de ello es la hipotermia por una pérdida de calor corporal.
En principio, con un ajuste apropiado de la vestimenta, se consigue controlar y regular la pérdida de calor corporal. Pero es fundamental evaluar la exposición al frío y aplicar las medidas preventivas para que este tipo de trabajo se pueda desarrollar en condiciones seguras.
Las condiciones térmicas en ambientes interiores, si el proceso no implica bajas temperaturas, son relativamente fáciles de modificar mediante medidas técnicas (climatización, aislamiento,...)
Si bien, dado que el ambiente exterior depende de las condiciones climáticas, las medidas de protección que se deben aplicar son, principalmente, llevar una ropa de protección adecuada (cuerpo, cabeza y extremidades), aportar líquidos calientes, habilitar zonas de descanso calefactadas, medidas organizativas para el control de la exposición (rotaciones, pausas, ritmo de trabajo…). Cuando las temperaturas son muy bajas, puede ser necesario usar protección respiratoria y ocular.
Si quieres saber más, contacta con UGT Aragón: slaboral@aragon.ugt.org